miércoles, 27 de julio de 2011

ESPECIAL: LA CONDICIÓN HUMANA "the human condition"



Director: Masaki Kobayashi

Reparto: Tatsuya Nakadai, Michiyo Aratama, Ineko Arima, Chikage Awashima, keiji Sada, So Yamamura,  Akira Ishihama, Shinji Nambara, Seiji Miyaguchi, Toru Abe

Año: 1959


Puntuación: 8/10



       La condición humana es una trilogía de películas basadas en la novela de Jumpei Gomikawa. Cada un de las películas está dividida en dos partes, dando al final una duración de casi 10 horas. Durante la primera película, titulada "No hay amor más grande",  nos presenta a su protagonista, Keiji, el cual no puede casarse porque está a punto de ser llamado a filas para combatir en la segunda guerra mundial. Su jefe le propone que, a cambio de que ponga en practica sus medidas de trato a los trabajadores en una mina de la Manchuria,  él se comprometerá a utilizar sus influencias para que no le recluten. Así, Keiji se casa y acepta el trabajo. Allí se encontrará con personas de su mismo estatus que abogan por un trato cruel con los presos, mientras que Keiji apuesta respetar los derechos humanos y las vidas de los trabajadores. La historia se complica cuando a la mina llegan presos guerra chinos para hacerlos trabajar en la mina.


    En la segunda película, de título "El camino a la eternidad", comienza cuando Keiji, después de salvar los grandes problemas que le causaron el la mina, es reclutado por el ejercito. La primera parte se desarrolla durante el periodo de instrucción, mientras que la segunda consiste en la entrada de su compañía en el campo de batalla.

    La última parte, "La plegaria del soldado", nos relata el periplo de Keiji y lo que queda de su compañía para llegar de vuelta a Japón. Arrastrándose por los campos chinos, acabarán en un campo de concentración, donde su destino será incierto.

     Casi 10 horas de duración. Una eternidad que poca gente se atrevería a gastar tan solo para ver una película. Sin embargo, esta obra maestra del cine oriental excusa su duración a base de una modernidad increíble para su época, consecuciones de primeros planos, picados y generales bellísimos, que harán notar su influencia en posteriores obras del género como "La chaqueta metálica", "Appocalipse now" o "La delgada línea roja".

      Centrada en hablarnos del origen del ser humano, de sus miedos, sus penas y la crueldad que vive en lo más profundo de muchos de nosotros, "La condición humana" intenta mostrarnos las miserias de la guerra, donde ya no hay buenos ni malos, donde solo la supervivencia de uno mismo acaba por ser importante. El valiente protagonista deberá hacer frente a los duros superiores que gobiernan su régimen, los cuales, sin escrúpulos, olvidan que aquellos contra los que combaten, aquellos que trabajan para ellos, o aquellos que acaban como prisioneros presentan un mismo origen y condición que los hace a todos humanos por igual, no escatimando en la utilización de torturas o malos tratos. 

                          


       Ciertas escenas son de una modernidad admirable. Las secuencias de la compañía perdida, vagando por los campos de China, recuerdan, a mí al menos, a muchas de las secuencias que Terrence Mallick utilizó para su obra "La delgada línea roja". El recluta amigo de Keiji, presenta una de las escenas más crueles y penosas de toda la película, y su personaje seguro que ha servido de inspiración a gente como Kubrick. 

       Las palizas de los instructores no hacen más que poner en evidencia el régimen militar, careciendo en todo momento de un objetivo concreto más que el hecho de prevalecer sobre los subordinados a base de maltrechos trabajos y palizas gratuitas. Pero la crudeza también se acaba mostrando en todos los bandos. Al acabar la guerra, los chinos no escatiman en apalear a cualquier japonés harapiento que aparezca por sus campos, ni tampoco los soldados rusos dudan en maltratar a los prisioneros japoneses. Todo ello se nos muestra bajo un triste e intenso blanco y negro que inunda las escenas de sombras y penumbra.

     Nosotros, sentados en nuestros sillones disfrutando de nuestra cómoda vida, no somos conscientes a veces de los verdaderos valores. Bajo presión, en lugares tan funestos como un campo de concentración, poco a poco los colegas de Keiji se van dando cuenta que solo los ideales de su compañero son realmente importantes; ya no vale luchar por una patria, ya no vale luchar en una guerra que no presenta ningún sentido, nadie llorará cuando hayamos muerto salvo nuestras madres, mujeres, hijos o familia cercana, los cuales maldecirán para siempre aquello por lo que uno fue a luchar a la guerra. La felicidad, aquello que mueve nuestras vidas, no está en el campo de batalla, ni en el comunismo ni el fascismo, ni en los beneficios de una empresa, ni tan siquiera en el éxito profesional; lo importante está con nuestros seres queridos y con la familia a formar en un futuro, aquello por lo que anhela durante de diez horas de cinta el noble Keiji hasta su último suspiro intentando volver a casa con su querida mujer.

   

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