viernes, 19 de agosto de 2011

HARAKIRI (Seppuku)



Director: Masaki Kobayashi

Reparto: Tatsuya Nakadai, Rentaro Mikuni, Shima Iwashita, Akira Ishihama, Yoshio Inaba

Año: 1962


Puntuación: 9/10



           Un samurái vagabundo pide permiso en la casa de un señor feudal para poder morir dignamente por el ritual del Seppuku (o Harakiri), por el cual se abrirá el vientre con un cuchillo al tiempo que otro samurái lo rematará cortándole la cabeza. El señor feudal acepta tras convencerse de la determinación del guerrero, no sin antes contarle la historia de un reciente caso anterior. El samurái continúa con sus intenciones, pidiendo como última voluntad contar la historia que le ha llevado a semejante decisión.

         El camino del samurái es un culto a la determinación, la rectitud, la pureza del alma y la adoración a la espada. A través de él, el guerrero atraviesa una vida de sacrificios por mantener su honor y su orgullo intactos, con el único objetivo de morir algún día con toda dignidad. La derrota no existe para el samurái puro, por lo tanto  cuando ésta ocurre o cuando su honor se ve mancillado, la salida más honrosa, según la tradición, es el harakiri. 

         Sin embargo, bajo esta recta y estricta premisa, existe una doble moral subyacente bajo la cual muchos nobles y samuráis se habrán beneficiado. La interpretación del deshonor puede ser muy desvirtuada dependiendo de a quién afecte, a uno mismo o a los demás. La facilidad con la que podemos acusar a una persona de algo, sin tener en cuenta las circunstancias sobre las que se ve condicionado, es pasmosa. Sólo cuando nos vemos de verdad bajo las mismas circunstancias podemos interpretar la situación y ser justos ante ella. Por ello, caben, después de ver esta película, dos tipos de samuráis, los que hábiles o no con la espada, estaban dispuestos a cumplir sus objetivos admitiendo la deshonra y la humillación como razones incuestionables para el harakiri, y los que, hábiles o no, tomaban la fachada de rectos guerreros para cumplir sus intereses para escapar corriendo cuando la deshonra acechaba. 

          Extrapolando fuera del contexto del "bushido" estas afirmaciones, podemos encontrar ejemplos de esto en la vida actual, donde muchos aparentan devoción y rectitud en ciertos temas serios en donde al final lo único que se hace es aprovecharse de esa condición para exigir y no dar, para predicar mientras otros asumen y obedecen. He aquí la gran crítica de esta obra maestra de Kobayashi, cuyo ácido y sutil guión juega con estos conceptos y los convierte en una historia salpicada de intriga, drama y acción, que absorbe al espectador desde la obvia suposición argumental inicial hasta la incredulidad del desenlace final.

       1962. Nadie podría imaginar que desde Japón alguien que no fuera Kurosawa creara películas tan revolucionarias estructuralmente, con escenas de violencia inusitada para la época y con un guión tan absorbente para tratarse de cine clásico de samuráis. Su magnífica narración, que recuerda en cierto modo a la que usó el gran maestro para "Rashomon", está cuidada y alejada del tedioso y enmarañado método japones de la época. Leo, en algunas críticas, que este Kobayashi se me ha mantenido a la sombra en la historia del cine de otros grandes como Ozu, Mizoguchi o el propio Kurosawa, el trío mítico de maestros clásicos japoneses. Se entiende que por su renovación del género, revolucionario estilo, huida del tradicionalismo japonés y su impacto en el cine mundial Kurosawa sea posiblemente el gran maestro de los maestros de entre los cineastas japoneses. Sin embargo, por su estilo, temática y poder narrativo Kobayashi se merece un sitio en ese particular Olimpo oriental por crear grandes joyas como "La condición humana", "Samurai rebellion" o esta "Harakiri".

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