lunes, 24 de octubre de 2011

ÁNGELES CON CARAS SUCIAS (Angels with dirty faces)



Director: Michael Curtiz

Reparto: James Cagney, Humphrey Bogart, Pat O'Brien, The Dead End Kids, Ann Sheridan

Año: 1938



Puntuación: 7,5/10




        Dos viejos amigos se reencuentran tras 15 años. Uno se ha dado al sacerdocio, mientras que el otro se ha convertido en un gángster. Mientras el cura intenta reformar a los chicos del barrio, los muchachos no paran de seguir y admirar al gángster por sus hazañas. Ambos amigos se verán obligados a colaborar o y enfrentar su diferente modo de hacer las cosas.


        Michael Curtiz, el director que posteriormente nos honraría con la eterna "Casablanca", asombra en esta cinta de cine negro y drama por la solidez del reparto y la trascendente historia, la cual nos lleva a través de la difícil amistad entre un cura y un hombre que no ha sabido hacer otra cosa en su vida más que delinquir. Mientras el bondadoso cura hace todo lo que puede por reformar a los muchachos del barrio, el personaje de James Cagney, nominado al Oscar ese año, lucha por hacerse un hueco entre aquellos jefes del crimen que un día colaboraron con él y que ahora quieren dejarle atrás.

        Bogart, bajo esa fachada malvada mostrada en otras grandes obras como "Los violentos años 20" o "El tesoro de Sierra Madre", deja a un lado su gran faceta de seductor y tipo duro para mostrarnos a un retorcido abogado que hará lo posible por volver a deshacerse de su antiguo socio. Orgulloso de buscar siempre la vía legal para sus ilegales intenciones, su actitud no le vale más que para mostrar la cobardía de la que está hecho. 

        La atracción de los jóvenes por el personaje de Cagney refleja la eterna adoración que el ser humano tiene por el mal, por lo ilegal, por la vía fácil, y a veces emocionante; la manera más rápida y eficaz a priori de salir de su extrema pobreza, de poder comprarse trajes formales y asistir con dinero a los billares para divertirse a lo grande y apostar cuanto quieran. Nada les interesa menos que seguir las instrucciones del cura, que los instruye cuando puede a que jueguen al baloncesto,  con un obvio fracaso.

        Curtiz, cierra la película con un momento estelar entre Cagney y O'Brien, cuando éste le hace una petición crucial para el futuro de aquellos muchachos que acabarán como él si no cumple su petición. Matar a tus ídolos, seguir tu propio camino, intentar seguir la vía correcta. 

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