viernes, 15 de junio de 2012

"PUSHER" trilogía



Director: Nicolas Winding Refn

Reparto: Kin Bodnia, Mads Mikkelsen, Zlatko Buric, Slavko Labovic

Año: 1996, 2004 y  2005

Puntuación: 7; 7,5 y 6,5 /10



         Trilogía formada por 3 historias relacionadas entre si, basadas todas ellas en el mundo de la droga, la prostitución y la supervivencia en ese entorno oscuro. "Pusher: Un paseo por el abismo" cuenta la historia de Frank, un camello que al meterse en un negocio de grandes dimensiones contrae un gran deuda con Milo, un gángter al que ya le debía dinero. "Pusher II: Con las manos ensangrentadas", cuenta la historia de Tommy, amigo de Frank en la primera parte, que tras meses en la cárcel, sale e intenta buscarse la vida trabajando para su padre, un conocido mafioso. "Pusher III: soy el ángel de la muerte" habla de como Milo, el gángster de la primera parte, años después de las dos primeras, se mete en problemas al hacer negocios con un albanés.



        Nicolas Winding Refn, galardonado como mejor director en el Cannes del año pasado por "Drive", se presenta como uno de los talentos en alza de los últimos años, sobre todo tras el éxito de crítica de su última película. Por ello no viene mal empezar por hacer una intromisión en su cine para saber qué clase de director tenemos delante. Como obra destacada encontramos "Bronson", una enigmática película acerca de un inadaptado personaje conocido como Charles Bronson, el preso más antiguo de Inglaterra, conocido por su extrema violencia, y nunca condenado por delitos de sangre. Aquí, un gran (tanto en acierto como en tamaño) Tom Hardy acompañaba a las ya conocidas cámaras lentas y música sintética de las que hace gala el director en sus películas.

      Pero si profundizamos más en su filmografía, encontramos una serie de películas, con renombre de culto, conocidas como "Pusher", grabadas en Dinamarca, en las que se profundiza en la supervivencia infernal que se sufre para salir con vida del mundo del a droga. La primera de ellas, "Un paseo por el abismo", presenta un remake inglés del 2010, con otro en camino fechado este año, por lo que hablamos de películas que habrán tenido cierto seguimiento, al menos en su país. 

     Durante la primera película, de menor presupuesto y más experimental (y con doblaje lamentable, dicho sea de paso), se nos presenta una historia sobre la vida de un camello que se enfrenta al inevitable problema de la deuda. Grabada en muchas partes con cámara en mano, vemos como la mala suerte se adueña de las circunstancias y lleva a Frank, el protagonista, a una serie de catastróficas desdichas que no hacen más que empeorar cada vez más la situación en la que se encuentra. Moviéndose a través de un mundo suburbial lleno de malas amistades, Frank intenta recopilar el dinero que debe a través de viejas deudas, pero la decadencia se apodera de la gente que le rodea.

     En la segunda película, la mejor de las tres posiblemente, nos centramos en Tommy, el mejor amigo de Frank en la primera película, localizándonos un tiempo antes de la primera parte. Los minutos iniciales son quizá el mejor momento de la trilogía. El compañero de celda de Tommy le cuenta una historia, basada en cómo él mismo llegó a ser lo que es, en que le intenta explicar a Tommy el por qué su destino es acabar en la desgracia. Tommy, etiquetado desde siempre de loco, observa como todos sus esfuerzos por hacer las cosas como debe acaban en fracaso, llevándolo además a una dura encrucijada con su padre. Sumido en una profunda espiral de droga y alcohol, Tommy deja tratarse como un trapo por todo el mundo, que lo califican de perdedor sin miramientos, sin dejarle tomar aire ni un segundo. A pesar de la pena que le genera todo ello, Tommy aparenta indiferencia, y sólo el descubrimiento de ser padre le hace perder ese escudo.

     En la última película, el tiempo nos traslada años después de las dos primeras. En ella, un veterano narcotraficante se enfrascado en peliagudo asunto por un mal trapicheo. Por ello, se verá involucrado en ciertos asuntos que supuestamente lo llevarán a saldar cuentas, pero los acontecimientos provocan el roce de los límites de Milo, viéndose  inmiscuido en asuntos que sobrepasan su propio código de conducta. En esta ocasión asistimos al caso contrario del que se nos habla en la segunda parte. Milo es un personaje como el compañero de celda de Tommy, un superviviente. El miedo, el asco y la ira son sentimientos que se dan en todos y cada uno de los individuos que van apareciendo, sin embargo, el hacer de tripas corazón es el único medio que existe para llegar a viejo y Milo lo aplica implacablemente. A las alturas de la película, Milo intenta reformarse (es un camello que asiste grupos de terapia de adictos) y asentar a su familia, sin embargo, el estrés de sus negocios no le deja escapar, y la heroína es el único consuelo para tragar con cosas que no le gustan.

      En general, y aunque no realiza un reinvención del género, seguro que más de un director se ha fijado en esta trilogía, sobre todo en la primera (más antigua), para inspirar parte de muchas de sus películas (véase Guy Richie, por ejemplo). Su carácter desconocido y su categoría de culto convierten a estas tres historias en bocanada fresca para aquellos que estén hartos de ver películas donde sólo se muestra la parte atractiva del mundo de las drogas, dejando de lado los peligros y sacrificios por los que muchos pasan para llegar a triunfar en tan bochornoso ambiente. Destacar aparte la curiosa banda sonora de la que hace gala el director, la cual parecía una casualidad en "Drive", y que resulta está presente en todas sus películas, haciendo gala de un curioso gusto por la música ochentera, new wave, y electrónica oscura.

      

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