sábado, 3 de noviembre de 2012

A ROMA CON AMOR (to Rome with love)



Director: Woody Allen

Reparto: Roberto Benigni, Jesse Eisenberg, Ellen Page, Woody Allen, Alec Baldwin, Alison Pil, Penélope Cruz, Judy Davis, Greta Gerwig, Ornella Muti

Año: 2012

Puntuación: 6/10


     Roma, la ciudad italiana por excelencia, es el lugar elegido para que los líos de varias historias diferentes se den lugar, mezclando amor, drama y comedia, completando una mirada a la capital italiana, la gente de su país, sus costumbres y sus tópicos, y la magia que desprende lugar tan mítico del mundo.



     Europa siempre ha sido lugar de buena acogida para las películas del laureado director de Nueva York. Con cada uno de sus trabajos, el resultado siempre se ha visto agradecido en las taquillas del viejo continente, donde la crítica le adora y el público agradece su tono cercano, irónico e incluso teatral de sus obras. En su país, la acogida es ambigua. Por una parte, sus más celebradas obras tuvieron la repercusión esperada, pero dado que este se ha propuesto desde hace mucho sacar una película por año, muchas de ellas acaban pasando cual matojo por el desierto por el otro continente. No obstante, la selección de películas realizadas por Europa hacen gala de una irregular calidad entre unas y otras, tocando fondo con la fallida "Cassandra's dream", o la irregular, extraña y exótica "Vicky, Cristina, Barcelona". Sin embargo, su insistencia y su genialidad nos han llevado a disfrutar de joyas tan impagables como "Match point" o la más reciente "Midnight in Paris", demostrando que hasta un actor que sólo interviene en idioteces como Owen Wilson también puede hacer buenas películas.

     Siguiendo pues su costumbre, este año le tocó el turno a la ciudad de Roma. En este caso el director se decanta por una serie de múltiples historias que engloban entre las 3 un gran conjunto de clichés, costumbres y mitos italianos, montando una espectacular guía de tópicos de la gente del país de la bota. Me dice mi compañero, buen conocedor de las costumbres de tal país, que a los italianos no les ha gustado demasiado la comedia basada en su persona. Bien puede ser por mediocridad, bien por plena acierto en plasmar tales cualidades. La cuestión es que Woody Allen ha sido siempre acusado de elaborar minuciosas guías turísticas de las ciudades sobre las que rueda, tachándolo de desconocedor de la verdadera realidad de esos lugares. En mi opinión, me gustan más los tópicos que adentrarse en salvedades políticas, problemas sociales o demás disgustos nacionales. Los tópicos son mas divertidos.

     Cuatro cortes son los que forman la película, uno donde Roberto Benigni se hace rico y famoso de la noche a la mañana, otro donde una pareja de jóvenes norteamericanos viven una vida tranquila en la capital italiana hasta que la femme fatale de la mejor amiga llega de visita. La tercera nos presenta a una pareja de norteamericanos que visitan Italia para conocer al novio de su hija y la última comprende a una pareja de de recién casados de la campiña, que deciden trasladarse a la capital en busca de un mejor por venir. Sin duda, el corte correspondiente al señor Benigni es el mejor y más lúcido de todos (y el que menos les ha gustado a los italianos). Me informa mi buen compañero (ya saben, el erudito en cuestiones italianas), que los italianos tienen una extraña y particular manía con la comida, preguntando hasta el más mínimo e íntimo detalle de las costumbres individuales relacionadas con la ingesta, sea cual sea de las 3 (o las 5, o las 8...) comidas diarias posibles. He de decir que, nada más decirlo, el bombardeo de irónicas e hilarantes situaciones, a ritmo de metralleta, fue constante, con las consabidas risas asociadas.
   
      Su punto tiene también Alec Baldwin a modo de Pepito de Grillo de un ingenuo americano que vive felizmente con su novia, hasta que la pedante y falsamente sofisticada de su mejor amiga aterriza en Roma para pasar unos días. El planteamiento resulta, si no fuera por el señor Baldwin, algo repetitivo, suena a recurso recurrente, a historia ya contaba en la filmografía de Allen. El predecible desarrollo de esta historia corta la vuelve la parte más floja de la película.

     Encuentro bastante simpática la aventura en la ciudad de esa inocente pareja de recién casados a los que parece que la providencia les depara una pesada broma de cual serán testigos por separado, cuyas vivencias quedarán grabadas en la memoria de ambos, sin desvelárselas al otro. Despampanante es una palabra que se queda corta para describir la inmensa cantidad de sensualidad, morbo y belleza que desprende la admirable Penélope Cruz en esta película, donde no sólo brilla la falta de costuras de su vestido, si no también el logrado acento italiano que consigue.

     Queda pues, comentar la última de las historias, en donde interviene el propio director en la actuación, después de muchos sin hacerlo. Lamentablemente, es su presencia y los pequeños chistes, metidos como a él le gustan, por lo bajo, en la puntilla y con mucho ácido, lo mejor de esta parte del homenaje a Roma. El resto, tiene cierta gracia ver cantar ópera desde una ducha, aunque todo el jugo se queda ahí, sin aprovechar demasiado las posibilidades de sus protagonistas en la historia. No obstante, siempre es un placer ver al neoyorquino más emblemático del mundo en la pantalla.

     Puede que esta no sea de sus películas más célebres, pero desde luego es muy difícil que este señor haga algo que no merezca realmente la pena. Todas sus películas merecen visionado, las mejores y las peores, y siempre es mejor un Woody Allen menor que la mejor de la expresiones de muchos otros directores que se las dan de sofisticados y transgresores, amados por los modernos que sin embargo ya no saben apreciar la verdadera calidad del diálogo y el veneno escondido de los guiones de un señor que ha sido siempre insuperable en el arte de la palabra en el cine. "To Rome with love", no es su mejor película, no es su mejor trabajo, es una de sus llamadas películas menores. Pero da igual. Tiene gracia, te saca una sonrisa, te muestra la hermosura de una ciudad mítica y te hace pasar un buen rato con mucha clase. Véanla, aunque sean italianos.

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