viernes, 11 de enero de 2013

MÁTALOS SUAVEMENTE ("Killing them softly")


Director: Andrew Dominik
Reparto: Brad Pitt, Scoot McNairy, Ben Mendelshon, Richard Jenkins, James Gandolfini, Ray Liotta, Sam Shepard

Año: 2012
Guión:  Andrew Dominik (Novela: George V. Higgins)
Música: Varios
Duración: 104 min.
Producción:  The Weinstein Company / Second Line Stages
Nacionalidad: EE.UU.

Puntuación: 6,5

     
          Dos desconocidos asaltan una timba de póker llevada por la mafia, huyendo con éxito del lugar. Para encontrar a los responsables es contratado Jackie Cogan, un expeditivo profesional que planea eficientemente todos los pasos a seguir para atrapar a los fugitivos. Sin embargo, los acontecimientos obligaran a Cogan a variar su estrategia.


          En todos los círculos de poder, tanto mafiosos como legales, hay una estricta jerarquía de mando donde los que realmente mueven los hilos lo hacen en la sombra, sin mostrar sus caras, sin firmas, sin palabras. Tejen sus enmarañados negocios con minuciosa paciencia, de forma que cuando surge un problema no son ellos los afectados, no son ellos los que arreglan los líos, sino que mueven su circuito de influencias de forma que alguien que conoce a otro alguien que trabaja para otra persona acaba haciendo eficientemente su trabajo, restableciendo un orden, ya sea nuevo o el presente anteriormente, que mantendrá en todo caso a los mismos en el poder.

          En la trama de "Mátalos suavemente" no hay malos ni buenos (en todo caso todos malos), sino gente que se encuentra simplemente haciendo todo el tiempo el trabajo para el que han sido designados. No conocemos a los jefes. Éstos no salen en la pantalla, ni se les escucha, ni los personajes salen hablando con ellos, los protagonistas ejecutan directamente sus órdenes. De esta forma, el personaje de Richard Jenkins es simplemente el tío encargado de organizar el arreglo del lío que se ha montado por un atraco a una timba de póker. Para ello se asocia con el personaje de Brad Pitt, Jackie Cogan, experto investigador y ejecutor dentro de esta oscura sociedad. Ninguno de los dos personajes conocen exactamente quién manda ni por qué las obligaciones establecidas, sólo saben que han de ser ejecutadas.
       
         El director Andrew Dominik, que llamó la atención hace unos años por su adaptación del periodo cumbre del atracador de bancos más famoso del Oeste en la película "El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford", ha elegido para su siguiente película la novela de George V. Higgins como base para su incursión plena en el cine negro. Para la película, Dominik traslada la acción a la actualidad (la novela está ambientada en los 70), aprovechando así el trasfondo de la campaña electoral de Obama para llenar el film de mensajes políticos que acentúan la atmósfera enrarecida por la que los personajes caminan. El director utiliza de esta forma las televisiones, las radios y las megafonías para saturar el fondo de los proyectos electorales de los candidatos, dando pié a los personajes a expresar su punto de vista sobre la situación del país. Esta aglomeración de verborrea patriótica acaba cansando la vista, a pesar de permanecer casi todo el tiempo en segundo plano. La sociedad es un negocio, bien, pues el Dominik se ha empeñado en dejárnoslo bien claro.

       Sin embargo, el director no se ha hecho hueco a base de cine político, y por ello lo más significativo de su cine recae en su estilo, que sin ser nada excesivamente renovador, promete calidad para aquellos que disfruten de la intensidad del cine negro. La cámara calienta la pantalla en las escenas iniciales, que de forma desordenada nos van planteando un crimen que será pertrechado por dos drogadictos que no parecen especialmente preparados para tarea tan arriesgada. Tras establecer las bases del guión, lleno de calle y jerga de la que gusta escuchar en el género, observamos la primera muestra de poder del director, que despliega toda su intensidad en una paliza a Ray Liotta dentro de su casa mientras la cámara espera fuera (sí, el chico se ha visto las películas de Guy Ritchie). Sin inmutarse, la cámara se pone seria  e inmediatamente, como un derechazo tras un gancho de izquierda, la pantalla se vuelve inmensa como la luna llena, crece la tensión y la intensidad deja en silencio al espectador para mostrar una de las escenas de atracos más firme y espectacular que recuerde, donde los personajes transmiten minuciosamente la dificultad de cada uno de sus pasos y exhalaciones de aire. Hasta aquí un tercio de película. El director cambia de marcha y saca el material pesado y salen a escena Pitt y Jenkins. Sólo ver las pintas del adonis americano se puede adivinar el palo que jugamos ahora. Ambos actores ofrecen varias secuencias de diálogos fluidas y frescas, lo mismo que ocurre cuando aparece en pantalla Gandolfini.

     La vuelta de tuerca de más aparece en los momentos de andadura solitaria de Pitt, en donde la excesiva cámara lenta, los movimientos efectistas y el exagerado estilismo no hacen más que alargar la escena, cortando el sólido ritmo inicial. Es en la segunda parte de la película donde quizá hay por momentos cierta pérdida de dinamismo, mezclando partes muy estables con otras más confusas, volviéndose algo errática. No se sabe como, acabamos finalmente con Pitt y Jenkins otra vez, como al principio, sellando la película con un discurso exultante de Pitt que intenta dar sentido a toda la carga política que nos han ido metiendo durante todo el metraje.

    La película puede parecer pretenciosa. Lo es. Pero dejarla pasar simplemente por esnobismo acabaría hacerle perder a uno la oportunidad de ver algunas de los mejores minutos que se grabaron el pasado año.

1 comentario:

  1. Andrew Dominik nos ofrece en 'Mátalos suavemente' un thriller intenso, con ritmo, repleto de escenas vibrantes y diálogos frescos, con humor y drama, una película de factura clásica pero que debe gran parte de sus hallazgos a contemporáneos como Tarantino o Michael Mann. La escena entre Brad Pitt y Tony Soprano, James Gandolfini, es soberbia. No es una obra maestra pero defraudará a pocos. Un saludo!!!

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