jueves, 13 de enero de 2011

LAS AMISTADES PELIGROSAS (Dangerous liaisons)



Director: Stephen Frears

Reparto: John Malkovich, Glen Close, Michelle Pfeiffer, Keanu Reeves, Uma Thurman, Swoosie Kurtz, Mildred Natwick, Peter Capaldi

Año: 1988


Puntuación: 8/10



    París, siglo XVIII. La Marquesa de Merteuil, experta manipuladora, busca venganza contra su último amante aliándose con su viejo amigo el vizconde de Valmont, un astuto y pícaro seductor, amante de múltiples mujeres. 

    Durante aquellas épocas de grandes nobles y terratenientes, donde los criados trabajaban y los otros se dedicaban a disfrutar de su riqueza en grandes palacios con hermosos jardines, la diversión predominante entre aquellos privilegiados era, además del teatro, la caza y el buen comer, los líos de faldas. Y si eran extra-matrimoniales mucho mejor. De esa forma siempre tenían el aliciente de la emoción a causa de un posible duelo a muerte por ofensa personal. Tanto se aburrían, que hasta la muerte les parecía divertida.

     Bajo este contexto Stephen Frears nos plantea un genial drama amoroso, lleno de conspiración, pasión y seducción. El excelente guión nos presente a una perversa y malévola Glen Close como cabecilla de una sucesión de infidelidades, manipulaciones y eróticos desnudos que esquematizan perfectamente la importancia de la estima y el prestigio en aquella caprichosa sociedad. Por otro lado el simpático y viperino personaje encarnado por John Malkovich actúa como elemento conductor de la trama, llevando a cabo las malvadas tareas encomendadas por la marquesa. En medio de todo el lío se encuentran una gran variedad de personajes, víctimas del control de la marquesa, manipulados a su antojo con vil habilidad. Entre ellos encontramos a una hermosa y en este caso puritana Michelle Pfeiffer, la cual intenta no sucumbir a los deseos y encantos del vizconde, en favor de conservar su pureza y religiosidad. Los entresijos de semejante nudo carnal enredan también a dos jóvenes Keanu Reeves y Uma Thurman, embriagados por la estupidez juvenil.

      Una puesta en escena soberbia, con trabajados decorados y laboriosos trajes y vestimentas adornan este entramado de cotilleos y juegos amorosos. Los geniales diálogos, endulzados por el sobrecargado y cuidado lenguaje noble de la época no provocan un aumento del inexistente aburrimiento del relato, sino que divierten al espectador al ser colocados en su marco habitual pero con distinto argumento. Esto tiene éxito gracias a una genial dirección, notándose en la exacta duración de los planos y en el interés permanente que suscita por los acontecimientos en el público. 

     Una genial obra maestra, atípica de ambientación, y de excelentes actuaciones.

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