miércoles, 6 de abril de 2011

PERDICIÓN


Título original: Double indemnity
Director: Billy Wilder
Reparto: Fred MacMurray, Barbara Stanwyck, Edward G. Robinson, Tom Powers, Porter Hall
Año: 1944
Puntuación: 8/10

En las décadas cuarenta y cincuenta Hollywood vivió sus mejores momentos. Sus grandes clásicos vieron la luz durante ese periodo y un género, el cine negro, surtía las carteleras estadounidenses de títulos imprescindibles como son Sed de malPerversidad, El sueño eterno... o Perdición, considerada por muchos obra cumbre del género. Una historia de suspense, de avaricia, de amor... con Barbara Stanwyck como una de las femmes fatales más recordadas de la historia del cine. Aunque si hablamos de historia del cine, resulta inevitable sorprenderse por la cantidad de grandes obras maestras que ha dirigido Wilder y de la diversidad que entre ellas existe. Creó una de ellas, en este caso, cultivando el cine negro y lo haría más tarde con el drama (El crepúsculo de los diosesEl gran carnaval), la intriga (Testigo de cargo) o la comedia (Uno, dos, tresEl apartamento).

¿Qué es capaz de hacer un hombre por amor, por satisfacer a la mujer de la que se ha prendido? Matar. Al menos eso es lo que decide hacer Walter, protagonista de esta historia tan turbia llamada Perdición. Una historia contada por el propio vendedor de seguros en primera persona, a modo de confesión, y que desde el primer minuto, en el que Walter aparece en pantalla gravemente herido, mantiene la tensión en el espectador hasta el final.


Una tensión, sin embargo, que pudo haber sido exprimida en mayor término por Wilder, al estilo Testigo de cargo. Pero en Perdición todo se muestra de manera más clara. La actitud de los personajes y el devenir de la trama no presentan giros demasiado graves, lo que hace que la película pierda, en ese aspecto, un poco de fuerza. Sin embargo, ese "defecto" no puede considerarse como tal si tenemos en cuenta que lo que de verdad queda de esta obra es ese ambiente tan turbio, aderezado con las explicaciones, voz en off, del protagonista. Sus motivos, lo que le ha llevado a hacer lo que nadie que le conociese creyese que fuese capaz de hacer. Sólo esa mujer fatal, tan malvada como atractiva, puede lograr que Walter se desvíe del buen hacer diario, rompa su rutina y eche su vida a perder de esa manera.

Aunque, en el apartado de reparto, el primer premio se lo lleva (¿cuándo no lo hace?) la, como siempre, excepcional interpretación de Edward G. Robinson (La mujer del cuadroPerversidad). En su actuación no hay fisuras. En la película alguna sí (¿una puerta principal de un apartamento que abre hacia afuera?), pero no son suficientes como para no considerar a ésta, como una auténtica obra maestra.

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