viernes, 16 de noviembre de 2012

LA CAJA DE MÚSICA (Music box)




Director: Constantine Costa-Gavras

Año: 1989

Reparto: Jessica Lange, Armin Mueller-Stahl, Frederic Forrest, Lukas Haas, Michael Rooker

Puntuación: 7/10


     Ann, una prestigiosa abogada, ve como su padre es acusado de crímenes de guerra durante la segunda guerra mundial en Hungría, su patria natal, de la que emigró hacia EE.UU. al final de la guerra. Convencida de su inocencia, Ann decide defender ella misma a su padre en el juicio, en donde puede perder la nacionalidad estadounidense y ser deportado.


    Hablar a día de hoy del holocausto no es nada nuevo. Innumerables han sido las recreaciones basadas en esa horripilante guerra y sus consecuencias, donde todos fueron culpables, donde hubo sólo un malo, pero donde todas las partes atacaron el fuego con fuego. Dos sobrecogedoras películas fueron el resultado de las sensaciones que la Segunda Guerra Mundial dejó en Spielberg, mostrando el horror de la guerra en "Salvar al soldado Ryan" y el terror de los perseguidos en "La lista de Schindler". Douglas Sirk intentó mostrar el lado más humano de la parte alemana, creando uno de los finales más trágicos de la historia del cine en "Tiempo de amar, tiempo de morir". Algo que también intentó hacer Peckinpah en su brutal, rotunda, contundente y espléndida "La cruz de hierro".

    No obstante, todas y cada una de las generaciones, en países de todo el mundo, han sufrido directa o indirectamente las consecuencias de esta guerra, con sus correspondientes muestras en el séptimo arte. No nos podemos olvidar de Japón, cuyo lado equivocado en la guerra acabó por transformarlo en una de las mayores víctimas. El lado trágico de la guerra bajo el bando japonés lo mostró de forma larga, tensa, triste y agónica, pero a la vez magistral, Mashiko Kobayasi en su extensa pero lúcida trilogía de "La condición humana". Tambíen china tenía mucho que decir, como lo ocurrido en la masacre de la ciudad de Nanking, tal y como lo refleja la desgarradora "Ciudad de vida y muerte". Francia, por su parte, tiene por supuesto un importante aporte, como hizo Melville en la magnífica "El ejército de las sombras", donde mostraba los esfuerzos del ejército rebelde francés, con la mítica Simone Signoret en el reparto.

    El neorrealismo italiano dejó su punto de vista también, bajo esa particular forma de ver los problemas sociales, como hizo Rosellini en "Alemania año cero"  o "Roma ciudad abierta". Tambíen Ettore Scola utilizó el contexto de esa guerra para plasmar uno de los amores imposibles más dramáticos de la historia del cine en "Una jornada particular", donde Sophia Loren y Marcello Mastroianni dejaban dos inmensas interpretaciones.

     De esta forma llegamos a un tercer y controvertido punto de vista, el de las consecuencias, muchos años después, de los supervivientes y los tiranos de esa guerra. Así, acabamos descubriendo "La caja de música", donde Constantine Costa-Gavras, cineastea greco-francés muy comprometido siempre políticamente, aborda el drama de sacar a relucir los fantasmas del pasado. El confiado personaje de Jessica Lange, una prometedora abogada sorprendida por las acusaciones contra su padre, presenta una trabajada tenacidad que da pulso al ritmo de la película, donde se nota un esmerado esfuerzo por mostrar a un padre y abuelo tierno, cariñoso y entrañable, que niega fervientemente todo de lo que se le acusa. La enrevesada trama llevará a la protagonista a un cruce de caminos en el que el amor por su padre y la posible verdadera realidad hagan tambalearse su vida y la de su hijo para siempre.

     Las buenas interpretaciones de la historia ayudan a mantener el pulso de la película, cuyo final, aunque predecible, estás deseando ver simplemente para constatar que el río efectivamente llevaba agua, que ese golpe demoledor a la vida de esa modélica letrada va a ser de verdad, que los demonios también pueden camuflarse de ángeles, que puede ser muy dura la contradicción entre el amor paternal y el odio evidente hacia los actos de un ser indeseable. Todo ello nos hace recordar que, al igual que ocurre en nuestro país con las víctimas del franquismo y la guerra civil, hay mucha gente que sobrevive a día de hoy con oscuros pasados, con recuerdos imposibles de olvidar, que un tiempo atrás cuando eran jóvenes alguien sin escrúpulos y de mezquinos objetivos se encargó de plasmar en sus mentes, en sus retinas, allá donde ni el Alzheimer es capaz de llegar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario