domingo, 2 de diciembre de 2012

SUBMARINE



Director: Richard Ayoade

Reparto: Craig Roberts, Yasmin Paige, Sally Hawkins, Paddy Considine, Noah Taylor, Darren Evans, Elinor Crawley, Steffan Rhodri, Gemma Chan

Año: 2010

Puntuación: 5,5/10


      La historia de esta película nos mete en la piel de Oliver Tate, un joven adolescente entre simpático, raro y tímido, que lucha por no estar en la cola de la popularidad en su clase, todo por conseguir la atención de la radiante Jordana. Además, Oliver está preocupado por la relación de sus padres, cuya vida se ve sometida a un exhaustivo análisis por parte del joven.



     La tendencia de las oleadas vanguardistas en el cine es la de un intento de remodelación de las costumbres de la narración dominante con vistas a descubrir nuevas formas de expresión en séptimo de los artes. En su día pasó con la "Nouvelle vague" francesa, el "Free cinema" inglés, el cine de los 70 americano, el tratado "dogma", etc. Estas corrientes han servido además para dar a conocer a nuevos talentos que posteriormente han deslumbrado al mundo tanto dentro como fuera del estilo en el que se dieron a conocer. Ocurrió así con Louis Malle, Truffaut, Robert Altman, Jack Clayton, Lindsay Anderson o Sidney Lumet, y ocurre hoy en día con personajes como Lars von Trier, Susan Bier o Thomas Vinterberg (curiosamente todos daneses). En la actualidad, una de las corrientes destacadas, sin nombre todavía (tiempo al tiempo), aboga por ciertos puntos narrativos donde la primera persona toma el mando y nos cuenta con sumo detalle los diferentes aspectos de la vida del resto de personajes. Ejemplo de ello son Jaune-Pierre Jeunet ("Amelie") o Wes Anderson ("Life Acuatic", "Moonrise kingdom"), cuya lista de fanáticos seguidores es bastante larga.

     Es incuestionable la originalidad y la refrescante renovación que supone la innovación expresada en algunas de estas películas. Sin embargo, subirse al carro por fanatismo, afición o moda no augura una consagración artística, sobretodo si se recurre en exceso a los recursos ya gastados por los directores anteriores. En "Submarine" el debutante Richard Ayoade basa su opera prima en una novela de Joe Dunthorne para dar vida a un adolescente que intenta hacer de su mundo un lugar estable, sin destacar, pero hecho a medida del raro personaje que él mismo constituye. Para ello, el director recurre a una exageración de las formas, inventándose a unos esperpénticos personajes que hacen que la extravagancia del protagonista pase desapercibida. Sin embargo, este recurso provoca ya cierto aburrimiento, resultando ya bastante repetitivo a estas alturas, perdiendo todo ápice de sorpresa. Cuando comienzo a ver esta película la primera sensación que me invade es de reiteración, de que esto ya me lo ha contado otra persona, con otros personajes, pero de similar historia. No consigo familiarizarme con ese crío extraño, excesivamente preocupado por la sexualidad de sus padres, enamorado de una repelente cría capaz de manipularlo a su antojo. Ayoade intenta fascinar con su narración, haciendo uso de la primera persona y la voz en "off", situando a los personajes mediante escenas estáticas y rápidos planos, intentando mostrar múltiples detalles sobre cada personaje para dar pié a las acciones, normalmente entre estúpidas e intrascendentes, de su peculiar y cansino protagonista. Hay que reconocer que el director consigue su objetivo en ciertas ocasiones, pero el exceso de sofisticación desborda continuamente una película cuya simple y sencilla historia requeriría de unos efectos y retórica  menos enrevesados. 

    No me he leído el libro. No estoy seguro de que esto sea siempre lo más apropiado a la hora de ver una película, pero desde luego, la comparación es siempre obvia, y la historia, bajo mi punto de vista, pertenecen más al escritor que al director. Aún así, probablemente no me hubiera imaginado al protagonista de esta historia exactamente como la ha hecho el director en esta ocasión. No obstante, el que vea esta película puede sentir, muy probablemente, el encanto con el que Ayoade quiere embelesarnos, cayendo fácilmente en los trucos narrativos que el novel director utiliza para ganarse al público. Seguramente, el modernismo en general alabará y festejará este inicio de carrera, formando rápidamente una nueva legión de fans que justificarán cada una de las nuevas locuras que a partir de ahora se le vayan ocurriendo a este personaje. Sin embargo, la única razón del universo la tiene el tiempo, y sólo él acabará sentenciando el nombre de Richard Ayoade como un revolucionario director, emblema de nuevas corrientes del celuloide, o bien como un moderno del montón que, falto de inspiración, simplemente utiliza los recursos de otros para hacer lo que otros hacen mejor.

   Muchos al leer esto pensarán en una exageración de las formas, que la presente película merece mejores palabras, que vierte genialidad por todos los costados y que el director es uno de los artistas más prometedores a seguir. Sólo intento tirar abajo más que probables exageraciones y prematuros encumbramientos. Siendo objetivos, lo más que puedo ser en estas ocasiones, diré que la película entretiene, que tiene momentos de cierto humor y que a otro puede que no le produzca la misma sensación reiterativa que a mí me ha producido. Lo único que recomiendo es que comparen, vean y no se dejen engañar fácilmente por trucos baratos comprados de otros. Ojalá la siguiente de sus películas tire toda mi teoría abajo, sea realmente una revolución, y todos disfrutemos de un gran talento incipiente, el cual para mí, en estos momentos, queda todavía en el aire.

   

     
     







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