miércoles, 11 de diciembre de 2013

HISTORIAS MINIMAS

Título original: Historias mínimas
Duración: 97 min
Nacionalidad: Argentina
Año: 2002

Director: Carlos Sorín
Guión: Pablo Solarz
Fotografía: Hugo Colace
Música: Nicolas Sorín

Reparto: Javier Lombardo, Antonio Benedictis, Javiera Bravo, Laura Vagnoni, Mariela Díaz, Julia Solomonoff, Aníbal Maldonado, Carlos Monteros

Puntuación: 7,5/10



















En una de las zonas más remotas, despobladas y recónditas de Argentina, la Patagonia, se entrecruzan tres historias en apariencia únicas pero que acabaran confluyendo más o menos en un mismo lugar. La primera nos habla de una búsqueda por parte de un anciano de su amigo perdido, un perro. La segunda, una chica joven cualquiera con escasos recursos recibe la buena nueva de poder ir a concursar a un programa a conseguir un buen regalo. Y la tercera, un vendedor itinerante que quiere reconquistar a su mujer. Es posible que alguno de ellos consiga lo que quiere.



Podemos decir que también se trata de una road movie, ya que cada uno de los tres personajes que aparecen en la película viajan muchos kilómetros, por su cuenta, para alcanzar ese pequeño sueño, para cumplir un deseo por muy pequeño y nimio que parezca. Y los tres acaban con un final feliz, eso si después de muchos contratiempos. Ahí reside la magia de esta película, hay muchas veces que para conseguir un bien mayor, para borrar una mancha del alma, hay que pasar por un sufrimiento anterior, por un esfuerzo mayor que cualquier sacrificio.

Otro punto a favor de este largometraje es que discurre de una manera muy fácil, muy veraz, apenas dura hora y media de reloj, y eso muchas veces se agradece, sobre todo en este mundo cada día más rápido. Y sentarse y disfrutar de una joya como ésta y olvidarte del mundo es un placer. Hablo de joya porque todo funciona perfectamente; las interpretaciones concisas y sin estridencias, la música que nos acompaña es mágica: caben tangos, música tradicional argentina y hasta el "Strangers in the night" del gran Frank Sinatra, el guión es simple pero en el sentido que no sobra ni falta nada; y para rematar la sensación de desolación, abandono e individualismo de una región tan extrema como la Patagonia hacen de esta película un maravilloso canto a la vida y a la búsqueda de felicidad en cualquier lugar y momento de la vida.

Una de las características más maravillosas del cine es que se puede ver como cada creador/a ve la realidad, como la plasma en la pantalla, es bueno ver películas de todos los rincones del planeta para saber que su realidad es muy distinta de la tuya casi siempre. El cine argentino es una clara muestra de ello, es mordaz, crítico, real, candente, cercano. Es todo eso y más. Un gran cine.

Encontré esta película de casualidad como tantas otras y como tantas veces fue un acierto, me encantaría conocer a ese duende que pone tantas cosas buenas en nuestra vida sin nosotros darnos cuenta apenas. Disfrutad del cine, hacedlo todos los días.

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