miércoles, 27 de noviembre de 2013

EL LARGO Y CÁLIDO VERANO

Título original: The Long, Hot Summer
Duración: 117 min
Nacionalidad: EEUU
Año: 1958

Director: Martin Ritt
Guión: Irving Ravetch & Harriet Frank Jr. (Basado en relatos de William Faulkner)
Fotografía: Joseph LaShelle
Música: Alex North

Reparto: Paul Newman, Joanne Woodward, Orson Welles, Lee Remick, Angela Lansbury, Richard Anderson, Anthony Franciosa

Puntuación: 7/10





















Ben Quick (un admirable Paul Newman), es un ambicioso y pirómano propenso a quemar cualquier propiedad de cualquier persona que lo mire con malos ojos o se sienta superior en su presencia. Un día cualquiera quema un granero y los habitantes de ese pueblo acuerdan echarlo del mismo. Vagando sin rumbo, caminando y haciendo autoestop llega a otro pueblo cualquiera en el calor sofocante del verano. Ahí lo contrata el "jefazo" local, Will Varner (un omnipresente Orson Welles). Ahí empieza todo un melodrama clásico en el que no falta nada, donde todas las pasiones subyacentes se quedan ahí, en el interior de cada personaje. Es lo que le falta a esta película para ser una obra de arte. Que las pasiones de sus protagonistas exploten y quemen la pantalla.



Un elenco envidiable de artistas del celuloide aparecen en este drama sureño (la acción transcurre en el gran estado de Mississippi), donde se nos presenta a nuestro grandioso y joven protagonista de ojos azules en un atormentado y ambicioso personaje que hará lo posible para conseguir fama y fortuna, sobre todo en dos puntos: el primero, conseguir el favor del amo y dueño del pueblo (un Orson Welles fabuloso, grandioso en todos los sentidos, apabullante, y sobre todo, veraz), y segundo, conseguir el corazón de su hija (su esposa en la realidad, una angelical y dulce Joanne Woodward), la cual hace un papel más que aceptable, aunque los focos se reflejen en los ojos de Paul y en la oronda figura de Orson. dos papelones en toda regla, coronado el de nuestro querido amigo Newman en una Palma de Oro a mejor protagonista en el afamado certamen de Cannes, merecido la verdad.
También destacar el papel cómico de Angela Lansbury, siempre correcta, haciendo de futura mujer del rico terrateniente. Y que decir de Lee Remick intentando hechizarnos con esos grandes ojos picarones.

La historia puede decirse que se trata de un drama, pero va perdiendo gancho a medida que avanza la trama y por tanto la película, hay un entramado de relaciones asfixiantes en este ya de por si caluroso verano en donde la película está situada. Un padre con una hija y un hijo, la hija es dócil pero también fuerte cuando hay que serlo y el quiere que se case, ella no. El hijo no tiene el cariño y menos el amor de su padre y es ninguneado por el sin misericordia, y en todo este proceso de idas y venidas, aparece la figura de Paul Newman para ponerlo todo aún más de patas arriba, con ropa o con el torso desnudo, hablando o poniendo sonrisa de niño bueno que no haya roto un plato en su vida entera.

Es una buena película, nada más, me puse a verla porque tiene todos los ingredientes de un clásico, pero se queda a medio camino de conseguirlo, de rematar la faena, siendo bastante floja durante la última media hora de película, siendo un querer y no poder. Es decir, intenta dar un golpe de derecha al mentón, pero el espectador lo esquiva y se queda perplejo ante lo que pudo ser y no fue.
Eso si, hay detalles muy dignos de elogio como lo anteriormente citado, sobre todo el afán del reparto de dejar un poco de excelencia en la historia gracias a sus interpretaciones.

Como punto final, miradla, y nada más.

Un saludo y un abrazo, amigos cinéfilos.

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