viernes, 22 de noviembre de 2013

BLUE JASMINE


Título original: Blue Jasmine
Año: 2013
Duración: 98 min.
País: EE.UU.

Director: Woody Allen
Guión: Woody Allen
Música: Varios
Fotografía: Javier Aguirresarobe

Reparto: Cate Blanchett, Alec Baldwin, Peter Sarsgaard, Alden Ehrenreich, Sally Hawkins, Louis C.K., Michael Stuhlbarg, Bobby Cannavale

        Tras disfrutar de una vida de lujos, Jasmine se ve despojada de todos sus privilegios al ser detenido su marido por estafa. En la ruina, se ve obligada a cambiar de vida y viaja hasta San Francisco para ser acogida por su hermana, una chica desafortunada con los hombres acostumbrada a una vida sencilla de cajera.



       Mientras todos aquellos que vivían madrugando por las mañanas, sufriendo cada día para poder mantenerse y sobrevivir de alguna forma, algunos privilegiados podían disfrutar de todo tipo de caprichos, ir a lujosas fiestas, entrar en las mejores tiendas de ropa y vivir en una casa de ensueño al lado de, digamos, un lago con un pequeño muelle en el que atracar su nueva motora. Puedo llegar a entender el colapso que puede provocar cuando una de las personas del segundo grupo lo pierde prácticamente todo, cosa que le habrá pasado a más de uno con la llegada de la crisis. Sin embargo, la pena que me suscitan no es nada con la provocada por el sufrimiento que los de siempre, los otros, la gran mayoría, la gente, el pueblo como se decía al final de "Las uvas de la ira" , con crisis o no, llevan sufriendo toda vida.

      A pesar de ello, el genio de la gran manzana decide centrar su compromiso anual en los desdichados ex-privilegiados, con mucha ironía eso sí, centrando su historia en la nueva vida de la ex-mujer de un hombre de negocios encarcelado por estafa. Cate Blanchett, en el que puede que sea el mejor papel de su vida, encamina su rumbo a los Oscar interpretando a Jasmine, una mujer acostumbrada a la abundancia, que ahora sólo se mantiene en pié a base de ansiolíticos y de esperanzas que poder pescar algún otro hombre que la vuelva a llevar al paraíso del que un día se cayó. Sin embargo, Jasmine no sólo resulta ser un personaje ligeramente remilgado desacostumbrado a la vulgaridad, lo que podría haber decantado a Allen por una simpática comedia entre personajes contradictorios e irónicas puntillas a la alta sociedad como mostaza, sino que el personaje de Blanchett es, en su naturaleza, cargante, histérico, nervioso y de lo menos entrañable, despierta la misma simpatía en el espectador que el señor Bárcenas en la cárcel a los barrenderos de Madrid o los empleados de Fagor, y como la película es una completa centralización sobre ella, el film resulta en un drama, ácido sólo por momentos, con pocas sonrisas para el espectador. 

     El talento en la pluma del autor se le nota intacto, ya que su talento brilla en algunos diálogos de la película, pero que sin embargo cuentan una historia ciertamente previsible, de ajustada curiosidad, y de giros de guión no tan sorprendentes a los que el director nos tiene acostumbrados. A pesar de centrarse sólo en uno, muchos personajes rodean a Jasmine, todos ellos en mayor o menor medida excéntricos y estrafalarios, vacíos no obstante todos ellos. La lela de la hermana de Jasmine sacará de sus casillas a más de uno en su asiento, y muchos se preguntarán cuantos personajes del estilo de "Chili" se habrán encontrado en su vida. Algo poco propio de Allen, usar personajes fuera de lo común, en una persona que retrata lo bueno y lo malo del ser humano, las desventuras amorosas que le podrían pasar a cualquiera, o parodia todo tipo de miedos, fobias, manías y costumbres que puede sufrir o tener cualquiera de nosotros. Soy capaz de creerme más, sin embargo, a dos personajes en la película: "Ougy" (no se como se escribe) y ese pretendiente que le aparece a Jasmine. El primero representa fehacientemente al proletario frustrado, al perdedor que apostó y perdió, al hombre que se resigna y continúa adelante por inercia en busca de una tregua que le de un respiro. Es el único personaje sobre el que el director permite que el espectador arroje un poco de ternura. El segundo, es el autentico sueño americano en persona buscando pretendiente para su maquiavélica y planeada vida. Chico de éxito que decide intentar un futuro en la política, un sueño típico de niños ricos de EE.UU. o de ciertas juventudes de este país. Una parodia necesaria.

     Tras su repentino éxito, muchas fueron las críticas que llovieron sobre la película, y verdaderamente buenas. Sólo el señor Boyero en su espacio de ElPaís advertía del naufragio, alguien en quien confío en cuestiones de cine pero al que no le profeso fe ciega. Esperanzado ante una nueva obra maestra de uno de mis directores favoritos, acudí con mi pareja al cine, saliendo de él sino con decepción, sí con cierta sensación de indiferencia ante una película que bajo mi punto vista sólo ofrece algunos momentos buenos mezclados con muchos regulares. Mi acompañante, sin el condicionamiento de la lectura de las críticas anteriores, confesó no haber asistido a un "peliculón" a pesar de haber disfrutado de la película. En efecto, no es la mejor película de Allen en los últimos 30 años, como se reza en muchos medios, aunque sí es más recomendable que probablemente la mayoría de la cartelera. Personalmente, de Woody Allen espero siempre la excelencia, lo mejor, lo supremo, el placer cinematográfico absoluto. Normal que con esa exigencia haya indiferencia ante la irregularidad, pero es que del talento, la maestría, del genio se espera siempre el mayor de los logros, como tantas otras veces a demostrado el newyorkino. También es verdad que el talento y la maestría se merecen, siempre, la más absoluta de las e infinita de las paciencias. Y con Allen sólo hay que esperar a un nuevo año.




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