Director: Sydney Pollack
Reparto: Robert Mitchun, Ken Takakura, Brain Keith, Keiko Kishi, Eiji Okada, Richard Jordan, Herb Edelman
Año: 1974
Puntuación: 8/10
Henry Kilman vuelve a Japón después de 20 años, donde pasó una época de su vida durante la ocupación americana. Ahora, para poder ayudar a un viejo amigo a recuperar a su hija de las manos de una organización Yakuza, deberá recurrir a viejos conocidos, enfrentarse a fantasmas pasados, y atar viejos cabos sueltos.
El pasado, un elemento tan inmaterial como relevante en nuestras vidas, vive dentro de nosotros en el lugar más misterioso y solitario de nuestra mente. Factor encadenante de numerosas tormentas, regresa en algún instante de nuestra existencia para mostrarnos quienes fuimos, lo que somos y en lo que podemos convertirnos. Muy adecuada es la máxima de Nietzsche sobre el eterno retorno para describir como las rencillas con uno mismo regresan en algún momento para enfrentarnos a ellas.
La soledad que implican los asuntos del pasado concuerda perfectamente con el misterio, exotismo y embrujo de un país como Japón, tan marcado en su hacer social por su pasado samurai, su presente afianzado y ejemplar, y su futuro moderno y expansionista. El país perfecto para que un tipo como Robert Mitchun vuelva a encontrarse con viejos amigos y antiguos problemas que el paso de los años no pudo hacer olvidar. Durante toda la película absorve la cámara como una esponja, con semblante serio y mirada profunda, haciendonos caer bajo el encanto de un desconocido poder de captación de atención.
La descripción detallada del proceder de la Yakuza japonesa da pié a una elaborada trama de intriga que se teje entre códigos de honor, tradiciones y costumbres centenarias. Dirigida con maestría, las escenas fluyen con soltura, sin hacer un uso excesivo de la violencia pero sí el exigido, y la cámara nos lleva poco a poco por una entretenida y dura historia. Pero también es una historia de amistad, de honor y de cariño familiar, donde los personajes crecen en casa escena, donde cada uno tiene su propia batalla personal, donde los viejos amores también tienen sitio para el reencuentro.
Buena crítica. Pasado, maldito pasado, jaja, muy rollo Alice en ese sentido.
ResponderEliminarUn abrazo, estoy en la habita del lado por si se te ofrece algo, jaja
Adeu.