martes, 22 de febrero de 2011

EL DISCURSO DEL REY (The king's speech)



Director: Tom Hooper

Reparto: Collin Firth, Helena Bonham Carter, Geoffrey Rush, Michael Gambon, Guy Pearce, Timothy Spall

Año: 2010


Puntuación: 7,5/10


    Esta historia nos cuenta como el duque de York, tartamudo desde pequeño, hijo del rey Jorge V, acaba sucediendo al trono a su hermano mayor Eduardo VIII, durante los años 30 y el estallido de la segunda guerra mundial. La tartamudez, un gran inconveniente para su vida pública y política, le resulta una losa cada vez más pesada, hasta que recurre a la consulta de Lionel Logue.

 
      La vida Real, tan idealizada por el pueblo, siempre alejado de todo tipo de contacto con tan privilegiada clase, presenta a veces deberes ineludibles con aquellos sobre los que se reina. Ciertamente, a veces recae el cargo sobre gente responsable y válida, de buenas intenciones y concienciados de su posición y poder. Éste es el caso del duque de York, enormemente interpretado por Colin Firth. El actor nos presenta a un duque serio, estresado y amargado por su discapacidad; presionado por las exigencias de su padre, el cual no ve francamente en su primogénito (Guy Pearce) un heredero acorde con las responsabilidades del puesto. Por lo tanto, asistimos a la transformación de Firth en un príncipe preocupado y tenso, pero también pasional, familiar, perseverante e irónico, capaz de reírse de sí mismo, acompañado siempre de su fiel esposa y su característico tartamudeo.

      La pausa y la sal de la película, evitando una espiral de drama histórico que podría provocar sopor, la pone el peculiar practicante del habla Lionel Logue. El curioso actor Geoffrey Rush, uno de esos secundarios de la vieja escuela, se divierte ironizando con la privilegiada situación de su personaje sobre el duque de York, sacando lo mejor y lo peor de su Alteza Real, mostrando a la persona, y entablando una hermosa amistad que duró durante años.

      Al bien regulado guión, y las abismales interpretaciones, hay que sumar también la cuidada puesta en escena, con una excelente caracterización de los personajes y los decorados. Dentro de esto, tenemos que destacar el esmero puesto sobre Timothy Spall haciendo de Winston Churchill, tanto la interpretación como el maquillaje son realmente brillantes a pesar de ser un personaje casual en la historia.

     Así, es ésta una película de interpretaciones, una de esas películas que enganchan por los personajes, te familiarizas con ellos, observas sus cambios  y evolución, y por sí solos le dan veracidad y dinamismo al guión. Una historia sobre una amistad que sostuve a un rey cuando más necesitaba ser rey.

No hay comentarios:

Publicar un comentario