lunes, 27 de febrero de 2012

J. EDGAR



Director: Clint Eastwood

Reparto: Leonardo DiCaprio, Naomi Watts, Josh Lucas, Judi Dench, Armie Hammer, Ed Westwick

Año: 2011

Puntuación: 5,5




      John Edgar Hoover fue nombrado en 1924 director general del FBI. Desde ese momento se convirtió en el mayor defensor, para bien o para mal, de las amenazas que se consideraban un peligro para la nación. Así, sobrevivió en el puesto a 8 presidentes del gobierno hasta Nixon, el cual no pudo obtener los famosos archivos Hoover, cuyo contenido lo hizo ser uno de los personajes más importantes y poderosos de su época.


      Existen varios tipos de tropiezos. Están por una parte aquellos que unánimemente no dejan lugar a dudas acerca de su decepción, metiendo la pata tan profundamente que ni al observador más torpe le quedan pistas para opinar otra cosa. Luego tenemos aquellos que sin satisfacer las necesidades más importantes para obtener cátedra, complacen por lo menos a los ojos menos exigentes, ávidos de entretenimiento a cualquier precio.Por último, están aquellos que sin acertar del todo en el método, siguiendo un esquema inadecuado, una opinión errónea, presentan sin embargo momentos de lucidez y técnica. La nueva película de Eastwood pertenece a este último grupo de tropiezos. Los tropiezos con clase.

     Eastwood analiza uno de los personajes más enigmáticos y posiblemente más poderosos del siglo XX. El enigma que quiere hacer caer sobre el personaje es tal, que vuelve la película desconcertante, inquieta y desordenada. Saltando de escena en escena entre presente y pasado, el director americano nos mete en una maraña de acontecimientos que fueron marcando la carrera del excéntrico agente. El ritmo de la narración, sin ser confuso, es apático, de extensión demasiado larga y escenas demasiado pausadas. La historia se antoja difícil, sin satisfacer del todo la curiosidad desatada en los minutos iniciales, pasándonos toda la película esperando acontecimientos o cambios que nunca llegan.

      Por otra parte está el tema del maquillaje, cuya exageración llega a límites insospechados. La sobrecarga de de vejez en este aspecto provoca una inanimada e irreal imagen tanto del protagonista como de su compañero de armas, siendo menos patente en el personaje de Naomi Watts.

     DiCaprio, en un apartado diferente, hace una interpretación muy lograda y convincente, que seguro no se aleja demasiado del aspecto y actitud que tuvo en vida el poderoso director del FBI. Sin embargo, a pesar de los buenos esfuerzos del reparto, y de la belleza de algunas escenas, la película falla en su planteamiento, sobrándole metraje, con demasiada pausa innecesaria, perdiendo cualquier interés previamente despierto por el personaje. Estoy seguro de que la parte más emocionante, enigmática e importante del que fue este hombre se ha quedado en el tintero, junto a su juventud, su progresión profesional, y un mejor acercamiento a su vida personal y los casos en los que estuvo personalmente involucrado. No todo pueden ser obras maestras.

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