viernes, 20 de septiembre de 2013

TE QUIERO PARA SIEMPRE (Elsker dig for evigt, Open Hearts)


Título original: Elsker dig for evigt
Duración: 113 min.
País: Dinamarca

Director: Susanne Bier
Guión: Anders Thomas Jensen
Música: Jesper Winge Leisner

Productora: Zentropa Entertainments / Det Danske Filminstitut
Fotografía: Morten Soborg
Reparto: Mads Mikkelsen, Sonja Richter, Nikolaj Lie Kaas, Paprika Steen, Stine Bjerregaard


       A punto de casarse, Joachim tiene un accidente de tráfico que lo deja paralizado de cuello para abajo. Su novia Cecile intenta estar con él todo lo que puede, recibiendo el apoyo del marido de la conductora que atropelló a Joachim, ya que es cirujano el hospital en el que se hospeda. Sin embargo, ambos comenten el error de enamorarse.



      Susanne Bier es muy amiga de intentar plasmas las complicadas situaciones a las que la vida, mayoritariamente debidas a líos amorosos, te puede llevar cuando las cosas se complican. La directora danesa es una experta en hurgar en las tinieblas más profundas del corazón humano, llevando a sus personajes al límite, conduciéndoles con pericia a través de complejos dramas que muestran situaciones cotidianas que sin embargo llevan hasta el extremo las emociones del personaje.
    
      Bier se dió a conocer en todo el mundo al ganar el Oscar por mejor película extranjera por "En un mundo mejor", donde se nos relataba un drama provocado por dos chavales que deciden hacer una bomba y hacerla estallar, y sus consecuencias familiares derivadas. Sin embargo, Bier había ya dado el salto a Hollywood tiempo antes, cuando grabó "Cosas que dejamos en el fuego", en la que unos excelentes Benicio del Toro y Halley Berry sufrían la amargura del recuerdo y el duro camino a la redención por la pérdida de un ser querido. Sin embargo, repasando su filmografía anterior nos damos cuenta de que ya en Dinamarca tenía que ser conocida, ya que cuenta desde sus inicios con excelentes muestras de cine. Así lo muestra en películas como "Brother" o "Después de la boda" (la primera de las cuales presenta su versión americana), donde en su reparto dispone de Ulrich Thomsen y Mads Mikkelsen, posiblemente los dos actores más refutados de su país, que ya han sido reclamados por Hollywood varias veces. En concreto, Mikkelsen empieza a convertirse en una verdadera estrella, merecidamente.

      La excelencia de sus películas provoca la curiosidad de seguir indagando en sus primerísimas obras, lo que nos lleva inevitablemente a ese acuerdo tan exótico que se inventaron algunos directores daneses, el Dogma. Mi animadversión al principio de conocer este movimiento era elevada, pero al ir comprobando la cantidad de talento que han desprendido todos los directores involucrados, antes y después de hacer uso de este ideario, mi simpatía ha ido en aumento. Vinterberg, Lars von Trier o Lone Scherfig son algunos ejemplos de laureados nombres procedentes de directores adscritos al conjunto de reglas del Dogma. Todos ellos, adivino que promovidos por la facilidad de presupuesto y ventajas a la hora de grabar y montar, filmaron estupendas películas en sus inicios bajo este acuerdo. La señora Bier supongo que se vería atraída por la misma razón, y grabó como primer largo esta emotiva y sencilla "Te quiero para siempre".

    Una vez acostumbrados a la falta de enfoque y nitidez de las cámaras, presenciamos en esta película un pequeño viaje a las profundidades del incierto destino, donde nada se puede controlar y todo puede explotar en tu mano. Mikkelsen encarna de forma muy creíble a un padre y marido ejemplar, que ve como su vida se tambalea simplemente por hacer lo que él pensaba que era correcto. Poco se puede hacer cuando el deseo llama incansable a tus puertas. Evitarlo supone la autodestrucción y aceptarlo puede suponer la destrucción de los demás. Ante el planteamiento que se le viene encima, Bier evita que su personaje viaje por el camino de la locura y evita el excesivo dramatismo que acarrearía la complejidad de otras obras del género, transformando sin embargo la película en una historia más creíble, con personajes más cercanos.

    Sin embargo, es la temática de la discapacidad la que desencadena el guión de la película, haciendo que la protagonista se enfrente desde el inicio al dilema de abandonar al ser querido que se ha quedado sin movilidad. La renuncia a un futuro prometedor, el olvido de una historia que acaba repentinamente por un accidente, y el aprender a dejar marchar a la persona amada son aspectos muy frágiles de este drama, que chocan frontalmente con el contenido amoroso del metraje. La directora danesa esboza un complicado planteamiento, que lleva a pensar en una difícil resolución que posiblemente finalice su historia lejos de lo creíble. Sin embargo, Bier resuelve de una forma muy humana el destino de los dos amantes, acabando, tal como comenzó la película, sometidos a los caprichos de un futuro incierto.







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