miércoles, 31 de agosto de 2011

LILITH



Director: Robert Rossen

Reparto: Warren Beatty, Jean Seberg, Peter Fonda, Kin Hunter, Anne Mecham, James Patterson, Robert Really, Gene Hackman, Jessica Walker

Año: 1964

Puntuación: 8/10

      Vincent, un veterano de guerra, vuelve a su ciudad natal para buscar un trabajo estable, que le proporcione una vida tranquila, y decide aceptar un trabajo en un centro psiquiátrico que siempre le había llamado la atención. Allí trabajará como terapeuta ocupacional y conocerá a Lilith, una hermosa paciente cuya dulzura encandila a todo aquel que la rodea. La relación entre ambos acaba por llevar a una confusión entre lo real e imaginario, entre la locura y la cordura que cambiará por completo a Vincent.


      La locura es una dimensión extraña y a menudo confusa. Capaz de mostrar la mayor de las sensibilidades, es causante muchas veces de los mayores horrores. Su tratamiento, difícil y complejo, jamás es fiable, y siempre de complicada definición. La compresión y la exploración del subconsciente parecen las únicas para una hipotética curación, que no llegará de otra forma ni con los métodos más inhumanos, mostrados en "Alguien voló sobre el nido del cuco", como el "electroshock" o la salvaje lobotomía. Los personajes de aquella inolvidable película no mostraban otros síntomas más que depresión, manía acentuada, fobias o traumas infantiles. No obstante, las manifestaciones más agresivas de esta demencia mental han sido las más exprimidas por el mundo de cine, dejando la huella inolvidable de Robert Mitchun al darle vida al predicor de "La noche del cazador", o en las carnes de aquel estremecedor personaje, Norman Beates, interpretado por Anthony Perkins en "Psicosis".

      En esta obra maestra y ocaso del mítico director y guionista Robert Rossen (responsable de la mítica "El buscavidas"), que murió dos años después de rodarla (a los 57 años), encontramos reencarnado en la protagonista el mito de Lilith, mujer insaciable, nunca poseída del todo, símbolo de la liberación femenina y la libertad sexual. No puede haber nada peor para un hombre que juntar, en un mismo ser, fatalidad, belleza y locura. Así, no me extraña que el melancólico, callado, firme, atormentado e indomable personaje de Warren Beatty acabe sumido en un agujero negro imposible de salir. Beatty, caracteriza fantásticamente la personalidad de aquel que busca un retiro sin hacer ruido, un espacio para perdonar lo vivido e intentar dejarse ir sin plan alguno. El actor se muestra magnético, con una sonrisa bien usada en su momento adecuado y un tono de voz cálido y susurrante (en V.O.), que convierte al personaje de Vincent en esa clase de persona que transmite honestidad y seguridad. Sin embargo, su personalidad se va transformando a medida que se ve encantado por el embrujo de Lilith, que lo va devorando hasta el agónico final.

       Los hermosos primeros planos del delicado y bello rostro de Jean Seberg invaden la pantalla, haciéndonos ver lo que ven el resto de personajes, comprendiendo perfectamente el por qué de la hipnosis de esa mujer, que vive entre dos mundos mezclados, y que hace de la locura una enfermedad contagiosa. La película juega con la infalible capacidad de esta hembra para encandilar y conquistar al pétreo protagonista, haciendo una incursión en la mente perturbada de quién no tiene bien amueblada la azotea, dejando claro que el umbral de la fantasía y la realidad no está tan lejos como parece, sino que es una línea delgada y frágil, y que la mente humana es un engranaje que necesita de permanente lubricación.

        Hay que destacar también la pequeña actuación de Peter Fonda, cuyo personaje es desde el principio el claro reflejo de lo que puede hacer la protagonista con aquellos que la rodean y parte de lo que posteriormente afectará al protagonista. Una gran incursión sobre la sensibilidad, la profundidad y complejidad de aquello que creemos nuestro pero que ni siquiera podemos comprender, entender y muchas ni controlar. Un clásico.

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